¿Qué es pecado para Cristo?

 




Entre los seres de fe en Cristo, no existe una total claridad respecto a qué nos pone en falta frente a Dios...

Por parte de la cultura eclesiástica se ha mantenido como condición permanente del ser humano  "ser pecador", porque se argumenta que aún estamos ‘amarrados’ al Pecado Original, y que debemos cargar con una culpa permanente, sin posibilidad de liberación definitiva, aunque Cristo nos haya liberado

De esa forma, se ha ido condicionando a los creyentes al cumplimiento de formas sin valor espiritual, estableciendo que lo que no se cumple… es pecado: no participar del culto del fin de semana, es pecado; comer carne, tomar café, participar en fiestas, no leer la Biblia, o leer otros escritos fuera de este, también es pecado … Cada uno desde su vereda.

Según esto cada persona podría establecer sus propias reglas al respecto. Es todo tan subjetivo, tan vacío, tan lejano a lo espiritual, como si Dios no tuviera un Orden y una Verdad desde siempre.

Pecado para Cristo es, en estricto: establecer alianzas, acuerdos, votos, tratos, pactos y peticiones ante Dios reconociéndolo como una Potestad Superior, para luego, en la práctica: desconocerlo, negarlo, contradecirlo, pensar y hacer lo opuesto de aquello que Dios pide al Hombre, ignorar su Ley, y poner por obra lo contrario a su esencia y voluntad.

Desde los Hechos de Salvación de Nuestro Dios Vivo, el Cristo, el Verbo, todos los seres humanos somos receptores de La Gracia; es decir: que ya no nacemos bajo la mácula del ‘pecado original’, ni es el pecado la condición natural del Hombre. Sin embargo, la realidad de este mundo conlleva a la coexistencia y lucha entre dos grandes fuerzas: el Bien y el Mal, que están en contradicción permanente.

Cristo y La Gracia es mayor en Poder y autoridad, por lo tanto: quién se reconoce en La Gracia y asume a Cristo como su Dios Salvador, quedará en grado de combatir al Mal y derrotar al pecado.

Es importante bajo esta premisa establecer que la imperfección y debilidad humana, no es pecado, aunque sí puede hacernos caer en el pecado, si por negligencia persistimos en estos y no corregimos.

Por Cristo, hoy tenemos un Espíritu en nosotros que nos fue concedido por la Gracia de Cristo y según Plan del Padre; este Espíritu no es el Alma, no es la mente, sino es el Nuevo Templo que Cristo alzó en los Tres Días de Victoria. 

Este Nuevo Templo instaurado en los Tres Días de Victoria por Cristo en todo ser es más que el pecado, y puede vencer al pecado que por condición humana podemos cometer. 

Para vencer al pecado y no estar sujetos a nuestra debilidad, debemos aceptar que Cristo es Dios Salvador, y que por Vida Espiritual podemos no estar bajo la condición del pecado, porque el pecado No es Ley, sino una condición, y es Ley el Espíritu de Dios viviendo en nosotros. Es decir: si estamos En Cristo no estamos en pecado. 

Aun en el caso de caer en pecado, tenemos las herramientas para vencerlo, mediante un arrepentimiento de fondo, causal, y perdón radical.

El perdón que Cristo nos enseña y nos impele a aplicar sin medias tintas es la clave para vencer al pecado. El arrepentimiento causal y de raíz es la base que permite al Perdón actuar cuan fuego purificador,  y exime al ser de toda deuda y de todo deudor. 


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